domingo, 27 de enero de 2013

El Trabajo y La Vida

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Estaba ahí, tendida por fin, después de un fin de semana muy pesado.
Por fin, ya con las entregas hechas y con la tienda cerrada, las visitas realizadas, las relaciones, los compromisos, los saludos, recordatorios y promesas a mano, así, en el cansancio latiendo en el cuerpo, me tiendo a ver tv.

Apuesto por ti es lo que se ve esta noche de domingo en el único canal que capta la escuálida antena que tiene mi televisor.
Entre tanta cosa frick que se presentó, apareció una chica llena de risa y personalidad, diciendo que podía enrollar 10 sartenes en un minuto. Si, de esos sartenes donde uno hace el maní salado o hace las tortillas. El jurado, a parte de encontrar difícil la prueba, subieron la apuesta cuando ella dijo que nunca había hecho tal prueba y que lo único que de daba la seguridad de lograrlo, era la certeza que el poder de la mente era capaz de lo que uno se propusiera.
Luego la chica se ganó un piquito de joven mago-jurado Tusam. Cuando le preguntaron si le gustaba el otro jurado masculino, el guapo Carlos Pinto,
Ella se entregó absolutamente y comenzó a confesar su verdadera motivación para estar ahí; su amor desde chica del coqueto periodista. Por esta razón, el trato quedó en 600.00 en efectivo más un beso del Carlos.
Finalmente, ella curvó las pailas como si fueran de cartón y se llevó del escenario a su besador para disfrutarlo en privacidad.

Me quedé pensando entonces…
Ella no iba por el dinero en un programa de dinero…
Ella fue por una meta emocional.
Ella no colocó su fe en lograr un botín en dinero;
Ella lucho por un botín emocional.
¿Será que la fortuna yace como efecto secundario ante la realización de metas personales de índole emocional?
Y, ¿está nuestra mente capacitada para llegar a cumplir nuestras exigencias ante  metas impuesta como único objetivo? Somos tan poderosos?
Yo creo en un SI total.
Pero no vacilemos en mirarnos profundamente como para saber cuando es un anhelo amoroso o una tonta obsesión.
Por otro lado, más vale que dediquemos nuestros días a metas que nos hagan felices y no a la que nos da más beneficios materiales.
Y por ultimo, si esto es imposible  por el momento, ya sea por obligaciones familiares o personales, hagamos que la vaca de leche, mientras nuestra emoción va proyectando la materialización de nuestros anhelos.