domingo, 21 de febrero de 2010

Atrapados en el Ambar


No somos seres incompletos. 
Todo está dentro de nosotros; sólo tenemos que convocarlo y asumirlo. 


Así como hoy necesito ser la guerrera, puedo ser todos los personajes de la obra de la vida, extrayéndolos de mi subconsciente. Despertar uno a uno los personajes, según se vayan necesitando, hasta que todos se fundan en uno solo; el conocimiento de uno mismo, la conciencia de quien se es, el despertar de la Diosa, la Divinidad consciente. De pronto, todos los personajes desaparecen, vuelven a mí y soy Una con el Todo. El personaje se va, pero permanece gracias a la experiencia.
Entonces, es el refuerzo al el subconsciente importante?
Es efectivo?
Reforzar o develar?

El subconsciente es una bodega a la que se accede mucho y muchas veces, sin quererlo. El subconsciente es el almacén de secretos, tan secretos, que sabemos que existen porque aparece una que otra reacción que escapa de la lógica, de lo sano, del auto cuidado, y se cae a una acción descontrolada o preconcebida, sin pasar por el entendimiento personal.

Son los daños, las incomprensiones del entorno, los dolores de la infancia los que van dejando switches automáticos en nosotros, que se activarán cuando se repita el estímulo. La información queda grabada en el subconsciente, encriptada, inasequible como insecto en resina. ¿Cómo llegar a él y liberar al ser de acciones reactivas?

El éxito profesional y social disfraza bastante bien lo que aun no ha sanado, pero difícilmente se llega, si quiera a ese éxito-consuelo, cuando el daño ha sido excesivo.

Sólo nos queda despertar a Dios. En la comprensión de nuestra divinidad, está nuestra paz.
Y cómo despertar a un dios del que no tenemos real conciencia sino como un poder exterior a nosotros? Apelamos al cielo nuestra salvación, cuando en realidad, los salvadores somos nosotros.

Somos niños Divinos, en un jardín muy grande; la pena es que hemos perdido a nuestros padres, nuestros ancestros, a nuestros guías, a nuestros maestros. Gozamos de un libertinaje que nos hace peligrosamente poderosos. Estamos solos aquí, sin saber que somos Seres Divinos, sin conocer nuestro potencial. 
Podríamos hacer de un soplo, florecer un jardín de rosas..

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