Que perdida me siento a veces cuando pienso en DIOS.
Se mezcla todo fácilmente con la incomprensión que tengo de mí misma; el desconocimiento de lo que realmente soy.
Y no soy sólo yo; somos muchos… muchos.
Desconocemos nuestros poderes como seres divinos, e ignoramos nuestro lazo con la muerte.
Vivo en la reflexión surgida a raíz de experimentar lo cotidiano, en búsqueda de la comprensión del entorno, del amor, el miedo, y la existencia en su completud, teniendo la plena convicción de que el Cielo, el Paraíso, existe aquí y ahora.
Depende de nosotros lograr en ello, la tan esperada fusión con el Todo; la era dorada, la segunda venida, el cielo en la tierra, el maravilloso estado de perfección.
Existe, Es. Y sólo se hará realidad cuando todos y cada uno de nosotros tenga esa prioridad, en la comprensión de que, es de ahí de donde brota la dicha.
El Paraíso existe, pero por ahora, sólo como potencial.
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